Juancho Polo, el bohemio mas grande e intelectual de la música de acordeón.

Por: Genestor Ibarra.

Cuando se habla de hombres bohemios identificamos personas que tienen una facilidad para el arte, la música, la política y temas que se manejan en los perfiles catedráticos que estos manejan.

Las Sabanas de Flores de María ubicada en el glorioso departamento del Magdalena, que fue llamado en su momento » el gran Magdalena», por esa unificación que se tenía junto a los hoy dos conocidos departamentos de La Guajira y el Cesar, tuvo el privilegio de dar a luz a Juan Manuel Polo, una mente muy abierta y adelantada en su época que compuso canciones con un toque de misticidad y mucha astronomía y teología convertida en narrativa filosófica.

Musicalmente hablando Juancho Polo, tenía un estilo de composición natural, filosófica y en primera persona que solo pocos cantantes han tenido la facilidad de hacerlo y, tener la gracia de no caer cómo arrogante.

Cabe destacar que bajo figuras metafóricas Juancho Polo asigna al astro como a el lucero el misterio de poderes humanos y divinos. El poder del sol o la luna es tan grande, infinito, que solo es posible alcanzarlo a través de la espiritualidad (Lucero espiritual), pues en la materialidad humana, expresada por él a través de la figura del “mundo historial” esta infinitud no aparece, se esconde como se le escondía Emilia Ferreira Núñez a quien se refiere Juancho Polo, cuando dice: «Estrella del universo dame razón de Emilita, me le llevas estos versos cuando la encuentres solita».

Emilia Ferreira Núñez, mujer nacida en Plato Magdalena y, que el juglar de los Montes de María, enamoraba en su momento.

El poder humano y divino que Juancho Polo le asigna al sol, la luna y al misterio interminable que le brotaba de su esencia, le permite pedirle que le lleve versos a sus enamoradas como lo hace en la canción “Lucero espiritual” o en la canción “El infinito”, como la llamaba él en sus parrandas y que al ser grabada en “Discos Machuca” le cambiaron el nombre para denominarla “Más allá del bien y del mal”; donde el compositor expresa más ampliamente su fascinación por el sol al que llama “infinito” y se personifica en él para sentirse inalcanzable y poderoso en su “mundo historial” musical y artístico frente a otros acordeoneros de su época al pregonar

«No se pongan a tirarle piedrecita al sol, cuando le pegan, cuando!.. pierdan esas esperanzas»

Cabe mencionar que esa misma misticidad, misterio se cumplió el día que salió la canción » más allá del bien y el mal» en 1978 ya que el LP se llamó «mi despedida» y, ese fue el año en que el coloso del Magdalena abandono este mundo terrenal para quedar en el olimpo de las letras que muchas personas no entienden hoy día por el gran grado de filosofía que este tenía.

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