
Con el objeto de hacer aportes reflexivos, pertinentes y propositivos acerca de la dispersión, resistencia y existencia de las comunidades negras, se realizó de manera virtual en la Universidad de La Guajira el II Foro Internacional: Memoria de la Diáspora Africana en el Caribe colombiano, un evento liderado por la Facultad de Ciencias de la Educación a través de la Licenciatura de Etnoeducación e Interculturalidad y en alianza con el programa de Trabajo Social de la Sede Villanueva, la Dirección de Extensión y Proyección Social y los grupos de investigación Aa’in y Malevajohu.
Durante dos días docentes, estudiantes, investigadores de las áreas sociales, miembros de consejos comunitarios y representantes de organizaciones de base se reunieron para debatir, ampliar y aportar nuevos relatos desde un lenguaje vivencial que dan cuenta del universo cultural y proyección en la historia de las comunidades afros.
Una de las voces autorizadas fue la del doctor Wilmer Villa Amaya, quien disertó sobre los territorios sonoros y la pedagogización de los asuntos de la diáspora africana en el Caribe colombiano. En su intervención precisó que ha venido trabajando desde las prácticas que constituyen la acústica representada en la danza y la música como una forma de conexión ritual y espiritual, lo que además considera, se consolida como una experiencia de existir desde el cuerpo.
Por su parte Mbare Ngom Faye, docente e investigador de la Universidad de Baltimore expuso sobre la literatura africana en español y enfatizó en la historiografía de una propuesta literaria alternativa. En su tesis señaló que es oportuno contextualizar que África es un continente diverso con una multitud de idiomas, lenguas y grupos étnicos y advirtió que un referente obligado para hablar del tema es la República de Guinea Ecuatorial, único país cuya lengua oficial es el español.

“A partir de 1875 empieza el discurso colonial orquestado desde plataformas sociológicas, antropológicas y administrativa, una carrera hacia África, que se refleja en las caratulas de las novelas de la época, que buscaban una visión calcificada, hiperhomogeneizada de la producción literaria”, concretó.
Otro de los participantes fue el maestro, artista plástico, activista y gestor cultural Guillermo Ojeda Jarariyu, quien habló acerca del mestizaje cultural entre el wayuu y el afro.
En el diálogo dijo que este relacionamiento de las dos culturas los unió hasta reconocer a un enemigo común que buscaba subyugar y someter a la población. “Ha sido el mestizaje más generoso que se ha dado en la Península de La Guajira, y hoy hace parte de una forma de identificar unas particularidades de los guajiros, como la creación de la música vallenata por Francisco El Hombre”, argumentó.
De igual manera abordó las coincidencias e identificación con el color rojo, a través del cual manifiestan un profundo sentimiento por los colores vivos, por la vida y la alegría, sumado a los rituales de protección, sanación y restauración.
Finalmente el investigador colombiano Nicolás Contreras Hernández cuestionó el hecho de que algunas historias de los pueblos afrodescendientes estén marcadas por estereotipos con pretensiones epistemológicas. El primero de ellos es que los negros en la historia de Colombia no han aportado nada sino baile o música, desconociendo el aporte heroico de un afroguajiro como José Prudencio Padilla y muchos otros que como él, incidieron en la construcción de nación.
Doris Cabeza Escobar
Periodista Uniguajira
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