Incoder adjudicó de manera irregular territorio ancestral de una comunidad wayuu en Riohacha.

Por: Betty Martínez Fajardo.

Cementerio donde reposan los restos de familiares fallecidos hace más de sesenta años.

El 30 de octubre del 2012, a través de la resolución 918, el Instituto Colombiano de Desarrollo Rural – Incoder-, adjudicó al señor Wilmer Robles Pimienta, el predio denominado Argentina dos, ubicado en el Municipio de Riohacha, en La Guajira, con una extensión de treinta y tres hectáreas y seis mil ciento veinticuatro metros cuadrados, según el plano 4412791535, territorio ancestral ocupado desde hace más de cien años por la familia de la artesana Cecilia Acosta.

De acuerdo con las familias wayuu, dueñas del territorio, donde están sepultados sus mayores, la adjudicación fue irregular porque la autoridad competente cedió sin la debida validación, ni la inspección ocular, y menos las entrevistas a los vecinos.

Pasados cinco años cuando dejan en firme la resolución de adjudicación, el nuevo dueño autorizó a cercar, y es allí donde la artesana y sus hijos se dan cuenta que literalmente los estaban despojando de su territorio.

Artesana Cecilia Acosta, quien inició un proceso de reclamación de sus tierras en el año 2018.

A partir de instante, Cecilia Acosta, inició todo un proceso de reclamación para que las tierras le fueran devueltas, sin una respuesta positiva a pesar de derecho de petición y, tutela interpuesta contra la Agencia Nacional de Tierras.

Ceci, como cariñosamente la llamaban, murió el pasado 7 de julio de 2021, afectada por el Covid19, pero también preocupada porque sentía que el propio Estado Colombiano le arrebató la tierra de sus abuelos, de sus padres, donde ella nació y se crio, donde trajo al mundo a sus hijos, como lo refiere su primogénito Amilkar Móvil Acosta.

“Hace más de 100 años estamos asentados en ese territorio, mi abuela tomó posesión sobre el mismo, posteriormente se lo dejó a mi mamá y desde ese entonces y desde que tengo uso de razón ese territorio es nuestro”, dijo.

Sobre la reclamación a la Agencia Nacional de Tierra, en el 2019, les contestaron que iniciaron el trámite de revocatoria notificando a Instrumentos Públicos de que los predios se encontraban con medida cautelar.

Los hijos de la artesana Cecilia Acosta, interpusieron una acción de tutela para que la Agencia Nacional de Tierras, responda a la reclamación de la devolución de sus tierras.

Pasado tres años, y a raíz de la muerte de Cecilia Acosta, sus hijos interpusieron un derecho de petición a la Agencia Nacional de Tierras, y por no recibir la respuesta de acuerdo como lo indica la ley, hicieron uso de una acción de tutela a inicios del mes de marzo de este año.

“La Agencia Nacional de Tierras, se dio por enterada que había una tutela en curso, respondiendo de que seguía el trámite, que es un proceso bastante largo, pero realmente no hemos visto las acciones que ellos han tomado”, precisó.

Amenazados

Amilkar Móvil Acosta, quien asumió como autoridad tradicional a la muerte de su mamá, siente que el Estado nos los protege, porque además de arrebatarle sus tierras no se muestran diligentes en el proceso legal que interpusieron para recuperar el territorio ancestral.

Manifestó, que sienten que la Agencia Nacional de Tierras, está dilatando el proceso lo que les está generando una serie de amenazas, que también denunciaron ante la fiscalía general de la Nación y la Defensoría del Pueblo.

“Igual seguimos buscando lo pertinente para que este tema se pueda resolver lo más rápido posible”, manifestó.

Refirió, que fueron amenazados a través de unos panfletos, el pasado 22 de marzo.

“Hijos de Cecilia Acosta, ladrones de tierras, tienen 30 días para que desalojen el predio”, es el texto que se lee en el panfleto.

Mientras logran recuperar sus tierras, Amilkar y sus hermanos siguen en el territorio a pesar de las amenazas, acompañando a sus muertos en el cementerio ancestral.

En el documento de reclamación, se da cuenta de la posesión del territorio, hace más de cien años, por parte de Carmen Pimienta, donde nació Angela Pimienta, madre de Cecilia, el 21 de mayo de 1.928, allí en esa comunidad indígena wayuu conocida como Paraíso, creció y procreó su descendencia.

En el año de 1954, en la citada comunidad, durante el mandato del entonces presidente, Gustavo Rojas Pinilla, fue construido el molino hidráulico o de agua.

Institución etnoeducativa de la comunidad de El Paraíso.

Posteriormente, en el año 1.991, la empresa Carbocol, construyó las primeras aulas de lo que hoy es el centro etnoeducativo No. 7 sede principal El Paraíso, estando la mamá de Cecilia Acosta bajo la posesión del territorio.

El 16 de enero de 2004, la señora Angela Pimienta, se posesionó ante el alcalde del municipio de Riohacha, como autoridad tradicional de la citada comunidad, ejerciendo hasta su fallecimiento en octubre de 2014.

El 12 de junio de 2015, asumió Cecilia Acosta, como autoridad tradicional, debido al deceso de su mamá, Angela Pimienta.

Comunidad de El Paraíso.

En la reclamación se indica, que a pesar de nunca solicitaron la adjudicación de los baldíos que habitaban, muy común en territorios ancestrales, siempre han tenido la posesión del territorio que habitan, lo que se comprueba por el hecho de que el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, así lo reconoce al identificar a la señora Angela Pimienta como tenedora de los predios 0382 y 1007 de la hoja No. 14lA.

Por el momento y a pesar de las amenazas, los hijos de la artesana Cecilia Acosta, siguen en el territorio, esperando que se haga justicia y que les devuelvan el territorio donde nacieron y crecieron y donde están sepultados sus viejos.

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