Los wayuu en búsqueda de un diálogo genuino con el gobierno

Por: Veeduría Ciudadana para la implementación de la sentencia T302 del 2017.

En la Sentencia T-302 de 2017 la Corte Constitucional esbozó una detallada orientación a los procesos de participación de las comunidades indígenas, señalando que las entidades públicas deben hacer todo lo que esté a su alcance para dialogar efectivamente con los destinatarios de las intervenciones del Estado y ofrecer espacios efectivos de participación. Igualmente, que se deberá poner en conocimiento de las comunidades indígenas la evaluación de las propuestas y los resultados de las inciativas planteadas.    

A este innovador proceso lo llamó dialogo genuino, el cual   se encuentra determinado por los siguientes componentes: i)  el diálogo con las comunidades indígenas  debe ser respetuoso  de sus prácticas tradicionales y costumbres; ii) las entidades deben establecer el mínimo de deliberación democrática con las comunidades en los casos en los que se pretenda adoptar medidas administrativas regresivas; iii)  existe la necesidad de deliberar conjuntamente con las comunidades afectadas acerca de las acciones del Estado dirigidas a garantizar los derechos de los niños; iv)  es obligante ser sensible a los retos y desafíos que impone todo diálogo multicultural en el que se encuentran palabras, lenguas y culturas; v) la participación debe ser amplia y efectiva. No puede limitarse a capacitaciones o socializaciones en centros urbanos, ni reuniones con ciertas autoridades y vi) convocar a las autoridades indígenas wayuu para participar efectivamente en el diseño, implementación y ejecución de la política pública.

En este contexto el dialogo genuino, es el espacio o encuentro capaz de sentar a dos o más partes a escucharse bajo un proceso cuidadosamente diseñado para intercambiar respetuosamente sus puntos de vista en el franco deseo de generar empatía con el otro y trascender en objetivos compartidos desde la diferencia.   A través de él se resolverán los distanciamientos entre las partes y se llegará a un acuerdo que genere avances y cambios sociales planificados.

En el diálogo genuino es necesario tener en cuenta la lengua. En la comunidad wayuu ha sido fundamental el uso y el valor que se la da a la palabra como medio para solucionar conflictos, comunicar pensamientos, transmitir sus tradiciones y generar consensos entre clanes y familias. En muchos territorios de la geografía de la Alta y Media Guajira, aún persisten autoridades claniles que sólo hablan la lengua wayunaiki para la transmisión de los saberes ancestrales, por lo tanto, es   un deber del gobierno y de sus funcionarios adaptarse a este entorno social de manera respetuosa.

A finales del año 2019 y tras la convocatoria del Tribunal Superior de Riohacha para evaluar los avances en la implementación de la Sentencia T- 302 del 2017 y la pertinencia de abrir un incidente de desacato por parte de la Presidencia de la República, se realizó la instalación apresurada de mesas de concertación  en diferentes áreas del Distrito de Riohacha y los municipios de Manaure, Uribia y Maicao, con las autoridades tradicionales  con el objeto de  intentar conseguir acuerdos urgentes  y dar cumplimiento a los requerimientos que estaban consignados en la sentencia.

En esa oportunidad, las mesas no lograron sus objetivos, pues el desconocimiento de la Sentencia y el trabajo apresurado, no dio buenos resultados. “Entender una sentencia de más de  300 páginas, que incluye términos jurídicos e indicadores de cumplimiento necesita no sólo la traducción del documento, sino la socialización y la capacitación previa a  las autoridades para lograr una real comprensión  de la misma”, así lo explica  el Ilder Aguila Epieyu, quien es uno de esos putchipuu tradicionales wayuu, miembro de la junta mayor de palabreros de la Guajira y  que vive en carne propia las dificultades por  no  acceder a una  comunicación directa y fluida, que le dé suficiente conocimiento para  ejercer a plenitud  su derecho a la participación  real e informada para tomar las mejores decisiones.

El gobierno debe abandonar las urgencias para relacionarse con la comunidad wayuu. Como alternativa en necesario buscar la manera de aproximarse efectivamente a las autoridades. “La actividad inicia por respetar el valor de la lengua y buscar medios como emisoras comunitarias para transmitir los mensajes, convocatorias y realizar un ciclo de visitas previas en las comunidades objetivo.  También, generar capacidades con   explicaciones y un trabajo que les posibiliten a las autoridades tomar decisiones sobre los problemas que afectan no solo la vida de su familia, sino de toda la comunidad”, afirma el palabrero Aguila Epieyu (traducción del wayuunaiki).

La pauta ya la dio la Corte Constitucional. En el 2017 ella se tomó el trabajo de escuchar a las autoridades y a los palabreros para entender la organización de la etnia y es lo mismo que debe hacer el gobierno, apartándose de los líderes que buscan suplantarlas y darles la palabra a las verdaderas autoridades que por línea materna tienen el poder de decisión.

Otro de los puntos que explicaría ese intento fallido de interlocusión por parte del gobierno, según la mesa de diálogo permanente, creada en el 2011 bajo la resolución 1960, fue el desconocimiento de este grupo de trabajo integrado por 22 delegados de los diferentes municipios, que cuentan con el respaldo de la comunidad y que logran convocar de manera efectiva a las diferentes autoridades de las comunidades.  “Al gobierno se le olvidó que a las comunidades se ingresa con autorización, con el respeto y explicando de manera clara el punto que se viene a exponer y para eso estamos nosotros aquí, porque al gobierno le queda muy dificil sentarse a dialogar con 6 mil autoridades reconocidas que tienen presencia en el territorio ancestral”, comentó Blas Quintero, actual coordinador de la mesa de diálogo.

También expresa que “nosotros entendemos el territorio y la realidad del pueblo wayuu desde adentro y lo que hacemos es socializar los planteamientos del gobierno.  Nosotros no vemos los problemas de la región desde un escritorio en la ciudad, que es donde se generan las políticas que se implementan de manera pasajera o que dejan a medio camino”.

Con la llegada de la pandemia, la reanudación de un diálogo genuino con las comunidades en la Guajira se aplazó y no parece tener una fecha próxima de reanudación.  Mientras esto sucede, el trabajo de los palabreros sigue sin descanso; administrando los problemas que no desaparecen del territorio ancestral

Aquí administramos la sequía y la hambruna, señala Jesús Pushaina de Puerto Estrella, lugar visitado por la Corte Constitucional para constatar las condiciones y precariedades del pueblo wayuu.  “Uno hace el esfuerzo de levantarse temprano y caminar hasta la trocha y abordar un vehículo hasta la ciudad y cuando llegamos a las oficinas de las alcaldías o gobernación buscando soluciones las encontramos cerradas sin atención al público.  Esto es tiempo y esfuerzo perdido, hay que buscar soluciones, las comunidades siguen con hambre y sed, la atención en salud se agrava por el COVID -19 y todos los muertos de nuestro pueblo se convierten ahora en positivos y nosotros debemos seguir con vida luchando”.

Tal como está consignado en la Sentencia T-302 de 2017 se advierte que “Las dificultades del diálogo y la concertación son parte del ejercicio ordinario de la función pública, no son un aspecto extraordinario y particular a la comunidad wayuu. Hay particularidades propias de este caso, pero se trata de eso: particularidades de un problema que se expresa en muchas formas. En este contexto las entidades públicas deben hacer todo lo que esté a su alcance para dialogar efectivamente con los destinatarios de las intervenciones del Estado y para ofrecer espacios efectivos de participación. Lo difícil que pueda ser esta concertación no las releva de sus obligaciones, y no convierte los derechos fundamentales en “ayudas” que el Estado central puede otorgar o no de manera discrecional” 

Dialogar genuinamente es crucial para detener la muerte recurrente de niños menores de 5 años por desnutrición y otras causas asociadas a esta patología. “Aquí el más golpeado es el pueblo wayuu y los niños que no tienen solución a sus necesidades, aquí lo que falta es sentarnos frente a frente y decirnos las cosas en la cara para solucionarlas y así darle cumplimiento a la sentencia” nos dice Blas Quintero, de manera contundente. “Nosotros como mesa de diálogo estamos dispuestos a prestar acompañamiento al gobierno, a servir de mediadores, a trabajar con las autoridades y así conseguir que se supere el estado de cosas insconstitucionales en La Guajira, solo tienen que convocarnos y estaremos dispuestos a trabajar”.

El palabrero adiciona “si el gobierno llega al territorio que no sea de prisa y en medio de una urgencia para llevar y tener unos papeles para mostrar en el Tribunal. Ellos tienen que escuchar al otro con respeto y humildad y lograr explicar lo que no se entiende para conseguir buenos resultados. Dialogar es posible desde que se haga respetando los usos y costumbres del pueblo wayuu. Los palabreros estamos dispuestos a realizar el acompañamiento que sea necesario para que se logre un acuerdo y se inicie finalmente la tan esperada implementación de la Sentencia. Es lo que realmente importa y parar la muerte de nuevos niños, ahora aislados en las rancherías y sin poder estudiar por la pandemia”

Comments are closed, but trackbacks and pingbacks are open.